Isla Sentidos
Abrí los ojo y estaba en medio de una isla no muy grande, alcanzaba a escuchar el mar y a los loros, era un cielo muy azul y brillante, flores de muchísimos colores, y plantas muy bonitas, los olores de ese lugar eran exquisitos y la suave brisa revoloteaba mi cabello y las bayas, cocos y plátanos eran de lo mas.
Caminé en busca de la playa pues quería ver el mar que escuchaba, y me di cuenta de repente que no escuchaba nada, ni sentía el viento y el pedazo de plátano ya no sabia a nada, los olores de las flores que llevaba con migo ya no estaban; solo podía ver, era como si viera todo con mas intensidad, todo mas hermoso, mas nítido que nunca, veía las olas, un grupo de delfines que nadaban cerca, al mirar hacia la isla todo se veía mas hermoso que antes, observando todo recorría la isla, los árboles, las flores, las palmas, los loros.
Parpadeé y ya no podía ver, pero en cambio oía los sonidos mas asombrosos que había escuchado, podía oír las olas romper en la costa, escuchaba a los delfines que antes veía, y los pájaros cantaban más dulcemente que en ningún lugar del mundo, escuchaba la suave brisa que ya no sentía, pero era un suave silbido que ahora me invitaba a relajarme y a escuchar las palmas y árboles mecerse con el viento, estaba en tal distracción que de pronto sentía lo que escuchaba, y dejé de escuchar, cuando me percate de eso, mis pies me llevaban con el ritmo de la brisa, la arena suave en mis pies, un cangrejo paso sobre ellos haciéndome cosquillas, sentía mi cabello moverse en mi cabeza y jugaba con el viento, me senté en lo que yo creía la orilla de la playa donde no alcazaba a mojarme, había olvidado el plátano que estaba comiendo hasta ese momento, lo sentía en mi boca pero sin sabor tragué y me metí a la boca unas bayas, en ese momento su sabor me atrapó parecía mas intenso que cuando las comí en otras islas, era lo único que había para mi en ese momento el sabor de lo que me metía a la boca y el sabor de lo que tocaba, era como si todo mi cuerpo estuviera lleno de papilas gustativas y todo lo que tocaba tenia un sabor, que se hacia mas fuerte cuando lo comía, así, estuve mucho tiempo con el sabor de lo que tocaba y comía, cuando ya solo podía olerlo, el olor salino del mar, de las flores que no estaban muy lejos, el olor de las frutas y el olor de mi todo se mezclaba de alguna forma en mi, como yo no soy de buen olfato, por primera vez podía oler de una manera intensa y podía identificar cada olor y separarlo de los otros para mi disfrute.
Cuando volvieron los demás sentidos tenia todo en conjunto todo lo que había percibido ese día por separado se junto para dejarme contemplar el más hermoso atardecer que hubiesen visto mis ojos, sintiendo su calidad con mi piel, y el olor y sabor del mar, escuchando la noche que venia.
Antes de que oscureciera por completo encontré un tablón que decía: esta es la isla de los sentidos, la isla es muy caprichosa te puede dejar todos tus sentidos, o si lo necesitas te los mostrara uno por uno para que aprendas sobre cada uno de ellos y no los olvides nunca.
Prepare todo para dormir en esta isla de los sentidos a la que me había traído mi viaje.
Otro día más, ya desperté pero aun no quiero abrir los ojos, seguramente estoy en otro lugar, pienso en lo que me ha pasado en los días anteriores y llego a la conclusión de que ha sido extraño.
Abrí los ojo y estaba en medio de una isla no muy grande, alcanzaba a escuchar el mar y a los loros, era un cielo muy azul y brillante, flores de muchísimos colores, y plantas muy bonitas, los olores de ese lugar eran exquisitos y la suave brisa revoloteaba mi cabello y las bayas, cocos y plátanos eran de lo mas.
Caminé en busca de la playa pues quería ver el mar que escuchaba, y me di cuenta de repente que no escuchaba nada, ni sentía el viento y el pedazo de plátano ya no sabia a nada, los olores de las flores que llevaba con migo ya no estaban; solo podía ver, era como si viera todo con mas intensidad, todo mas hermoso, mas nítido que nunca, veía las olas, un grupo de delfines que nadaban cerca, al mirar hacia la isla todo se veía mas hermoso que antes, observando todo recorría la isla, los árboles, las flores, las palmas, los loros.
Parpadeé y ya no podía ver, pero en cambio oía los sonidos mas asombrosos que había escuchado, podía oír las olas romper en la costa, escuchaba a los delfines que antes veía, y los pájaros cantaban más dulcemente que en ningún lugar del mundo, escuchaba la suave brisa que ya no sentía, pero era un suave silbido que ahora me invitaba a relajarme y a escuchar las palmas y árboles mecerse con el viento, estaba en tal distracción que de pronto sentía lo que escuchaba, y dejé de escuchar, cuando me percate de eso, mis pies me llevaban con el ritmo de la brisa, la arena suave en mis pies, un cangrejo paso sobre ellos haciéndome cosquillas, sentía mi cabello moverse en mi cabeza y jugaba con el viento, me senté en lo que yo creía la orilla de la playa donde no alcazaba a mojarme, había olvidado el plátano que estaba comiendo hasta ese momento, lo sentía en mi boca pero sin sabor tragué y me metí a la boca unas bayas, en ese momento su sabor me atrapó parecía mas intenso que cuando las comí en otras islas, era lo único que había para mi en ese momento el sabor de lo que me metía a la boca y el sabor de lo que tocaba, era como si todo mi cuerpo estuviera lleno de papilas gustativas y todo lo que tocaba tenia un sabor, que se hacia mas fuerte cuando lo comía, así, estuve mucho tiempo con el sabor de lo que tocaba y comía, cuando ya solo podía olerlo, el olor salino del mar, de las flores que no estaban muy lejos, el olor de las frutas y el olor de mi todo se mezclaba de alguna forma en mi, como yo no soy de buen olfato, por primera vez podía oler de una manera intensa y podía identificar cada olor y separarlo de los otros para mi disfrute.
Cuando volvieron los demás sentidos tenia todo en conjunto todo lo que había percibido ese día por separado se junto para dejarme contemplar el más hermoso atardecer que hubiesen visto mis ojos, sintiendo su calidad con mi piel, y el olor y sabor del mar, escuchando la noche que venia.
Antes de que oscureciera por completo encontré un tablón que decía: esta es la isla de los sentidos, la isla es muy caprichosa te puede dejar todos tus sentidos, o si lo necesitas te los mostrara uno por uno para que aprendas sobre cada uno de ellos y no los olvides nunca.
Prepare todo para dormir en esta isla de los sentidos a la que me había traído mi viaje.
Otro día más, ya desperté pero aun no quiero abrir los ojos, seguramente estoy en otro lugar, pienso en lo que me ha pasado en los días anteriores y llego a la conclusión de que ha sido extraño.
IreneNoriega López Legazpi...-I.N.L.L...
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