Se levanta tarde como siempre, se mira en el espejo y se
hace un chongo con el cabello aun húmedo de la noche anterior, busca su ropa
tirada por el suelo, coge sus zapatos y baja de puntitas y descalza por la
escalera del edificio solo se topa con el señor de intendencia. Sale a la calle
aun descalza, ve el cielo aun gris claro, algunos pichones en la banqueta
alrededor de un charco de brisa y mugre, olvida la idea de pedir un taxi, a
pesar de ser una ciudad grande parece que no está habitada por más de un millar
de personas, así que decide caminar de vuelta a su casa, va pensando en un
pretexto para no ir a trabajar, mientras observa su vestido de tul meneándose
con el viento, ya pensara en algo. Se da cuenta que dejo su bolso, pero no
piensa volver por él, no piensa en volverlo a ver de todas formas ¿que se dé
cuenta que quería escabullirse si vuelve? ni pensarlo! Llega a su casa con los
pies negros, se mete a bañar y así sin cambiarse se queda profundamente
dormida. Cuando despierta el sol ya está del otro lado del cielo, ahora es
azul, se levanta a hacer café y se da cuenta. La puerta abierta, la sala
desacomodada, las fotos de su familia en el piso, los cuadros rotos, la
televisión y todo lo que se pudo estaba deshecho, no faltaba nada, pero faltaba
todo, todo estaba deshecho, inservible. Camina despacio por la casa esperando
ver a alguien o alguna señal de lo que paso, en la mesa del comedor se
encuentra con una nota... Así como dejé tu casa dejaste mi corazón. La mira con
detenimiento y sonríe, ¿cuál de todos fue? eso es casi imposible de saberlo,
pero bueno ya tiene su excusa para faltar al trabajo, hay que buscar casa nueva…
Irene Noriega López Legazpi...-I.N.L.L...
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